TESOROS DE LA REPOSTERÍA LATINOAMERICANA por Gabriel Vallejo Zerón López
Hola, soy Gabriel Vallejo Zerón López, experto en gastronomía y apasionado de su impacto en nuestra sociedad. La cocina de América Latina permite un universo casi infinito de sabores y experiencias, pero es en su repostería donde hay auténticas joyas muy poco conocidas salvo a nivel local, y que es un auténtico desperdicio no disfrutarlo más cuando en la gran mayoría de los casos su elaboración es sencilla.
Algunos responden a los ingredientes naturales de las zonas,
otros son verdaderas maravillas creativas, pero todos estos postres tienen una
estrecha relación con su cultura y forman parte del identitario de cada país,
me di a la tarea de seleccionar y compartir mis favoritos, los cuales he podido
disfrutar directamente en su lugar de origen, o han sido elaborados por manos
expertas, como sea, desde ya les garantizo que no se arrepentirán
RECOMENDACIONES DEL CHEF GABRIEL VALLEJO
Mi visita al Perú es de las vivencias más sorprendentes en
lo que platillos populares se refiere, como ustedes saben respeto mucho la alta
cocina, pero está tan alejada de la enorme mayoría de las personas que valoró
más aquello que está estrechamente relacionado con la gente. Aunque me gustaría
decantarme por los tradicionales picarones, existe una delicia llamada Suspiro
de Limeña, bautizado así, según versa la leyenda, por un poeta que al
probarlo lo catalogó como “suave y dulce como el suspiro de una mujer”.
Este postre está dividido en dos capas, la inferior es un
manjar de yemas y en la superior se coloca una generosa porción del mismo
grosor de merengue, el cual debe ser elaborado con las claras de huevo, oporto
y azúcar, se puede experimentar con amaretto cuidando no endulzarlo de más. Al
final se corona ligeramente con canela; ¿un tip?, mézclala con azúcar y en una
cuchara sopera ponla al fuego de la hornilla 15 segundos y espolvorea.
La Mazmorra fue otra grata sorpresa, la probé en
Colombia y Perú, pero fue en Argentina, paraíso de la repostería, donde su
versión encantó mis sentidos. Tiene su origen en las tradiciones indígenas y
como tal su ingrediente base es el maíz blanco, hacerlo es sencillo, se compaña
con agua y se le agrega una pizca de canela, azúcar y vainilla.
Para usar el maíz se debe remojar desde la noche anterior, después
se hierve con agua por un par de horas, yo recomiendo ponerle al final del
hervor la canela, el azúcar y la esencia de vainilla. Hay que esperar a que los
granos estén blandos y entonces se puede comer, al igual que el tascalate chiapaneco
también se puede preparar con leche, aunque cambia mucho el sabor original.
Ya que andamos por Argentina, el postre más afamado de esta lista probablemente
será la Pastrafrola pero me es imposible no mencionarla, recuerdo la
risa que provocó mi cara de estupor al probarla, amigos muy queridos me dijeron
“El mismísmo chef Gabriel Vallejo con los ojos cuadrados” y tenían toda la
razón. En lo personal creo que el éxito radica en que se usen los ingredientes
más naturales posibles, pues los industrializados castigan la experiencia de
sabor.
Ojo, la manteca es indispensable y debe mezclarse en un bowl amplio junto al azúcar a temperatura ambiente, si tu cocina agarró temperatura es mejor no hacerlo ahí pues puede afectar la consistencia de la masa. Después se agregan los huevos y los cánones populares dicen que debe ser de uno en uno, después la infaltable vainilla en esencia para rematar con la ralladura de naranja. Todo poco a poco se va mezclando, aquí la paciencia es fundamental como todo lo bien guisado.
Después colocamos la masa sobre una base de harina hasta que quede bien cubierta, se va al refrigerador media hora, la sacamos y esperamos que atempere y aquí es donde se puede dar vuelo a la imaginación con los refractarios o el engarzado de masa que va arriba, antes de eso hay que ablandar el membrillo aplastándolo con vino dulce para que quede como una pasta.
Para finalizar la masa base se coloca en el refractario, se cubre
con el membrillo y se tapa con tiras de la misma harina base. De ahí va al
horno a 180 grados durante 40-45 minutos y ¡listo! A disfrutar. Este es mucho
más complejo pero el sabor lo vale, de cualquier manera, estoy preparando “El
recetario popular de América Latina del chef Gabriel Vallejo Zerón López”,
donde incluiré a detalle todos estos postres y otros tips. Espero puedan disfrutarlos.